“El burocratismo, engendro del sistema capitalista que termina carcomiendo la sociedad, brazo opresor del aparto de las superestructuras, para oprimir y marginar a los débiles y desposeídos”.
Por: Johan Rivas, Socialismo Revolucionario, CIT Venezuela.
El burocratismo como fenómeno político y social, es uno de los principales enemigos a vencer en todo proceso político que se proclame revolucionario. Es una contradicción gigantesca que un Estado, que desea avanzar hacia el desarrollo y revolucionar sus sistemas para garantizar calidad de vida para su sociedad, pretendan hacerlo bajo el mismo esquema en que se constituye los estado clásicos, hablamos de los estado “modernos”, democráticos burgueses del capitalismo actual.
No se puede desarrollar transformaciones bajo una misma estructura o esquema existente, es imperativo innovar y crear nuevas estructuras que estén conectados con la sociedad, estructuras que sean de la creación de ella misma, bajo su control y dirección.
Crear, revolucionar bajo lo ya existente es un fraude, un reformismo cuando mas, que al final termina consolidando el sistema imperante. Es esto lo que pasa hoy en Venezuela. Donde una nueva clase política, que se autodenomina revolucionaria y socialista, lleva 11 años en el poder y hasta ahora, ha sido incapaz, más allá de algunas concesiones de participación; y una que otra reforma al sistema de administración del Estado, transformar las mismas y acabar con el burocratismo, todo lo contrario, lo ha consolidado.
Por eso hoy vemos con asombro como en este país, palabras como planificación, eficiencia y respeto por al usuario, al publico, al paciente, y atención de calidad, parece inexistente. Basta con ir al Metro de Caracas, y ver colas de gente para comprar un boleto, en un modulo de atención con dos taquilla, 5 trabajadores dentro de ella y una sola taquilla funcionando. Donde parece que se necesita ser genio para habilitar taquillas especiales solo para atender personas en situación especial, embarazadas, adultos mayores, estudiantes, etc.
O ver el trafico caraqueño y como los vigilantes de transito se hacen cómplices, viendo como peatones y chóferes hacen lo que les viene en gana en el uso de las vías de acceso publica.
Basta con ir a una oficina publica del estado, y en una misma dependencia conseguir funcionarios que te dan cada uno de ellos una información diferente, como que si cada funcionario, cada dependencia, es un ministerio en si misma.
Y lo más indolente, es ver a muchos ciudadanos, con conductas como si fuera algo normal, de “la idiosincrasia criolla o viveza del venezolano”.
¡Hasta cuando!
Debemos reaccionar no es justo que un país con tanto potencial y riquezas, la mayoría de sus habitantes no gocen de calidad de vida. Este fenómeno, hermano de la corrupción, afecta nuestra calidad de vida, más de lo que muchos se lo imaginan.
Son estas razones que nos reafirma que solo bajo la trasformación del sistema y derrocamiento total del capitalismo, puede ser posible acabar con el burocratismo y la corrupción.
Necesitamos construir nuevas instituciones, organismo que esté bajo el control democrático de los trabajadores y el pueblo, con funcionario de salarios de trabajador calificado, revocables y rotativos en todo momento de sus puestos de trabajo.
Empecemos a luchar para transformar este sistema y sus vicios que nos oprimen, nos alinea, nos margina y nos pone en la disyuntiva de la revolución necesaria o la barbarie...
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