Gana la derecha, pierde el chavismo pero no la revolución socialista; el látigo de la contrarrevolución hará despertar la revolución, preparémonos a luchar.
Johan Rivas @fuserjarv
En medio de una profunda crisis
social, económica y política, donde por vez primera en 17 años el chavismo
tenía clara opciones de perder y la derecha ganar las elecciones parlamentarias
del 6 de diciembre del 2015. Se desarrolló un proceso electoral que finalmente
gana la derecha por una abrumadora diferencia de más de 2millones de votos
que puede dar inicio al final de
un proceso revolucionario que lleva ya 17 años en desarrollo o la
profundización de lucha de clases.
Dicha elección se dio en un
contexto de alta polarización que no dio espacio a otras alternativas que no
estén dentro del bipartidismo su generis del PSUV-GPP y de la coalición de
partidos de derecha MUD.
Además de un descontento popular
creciente producto de los altos niveles de escasez de alimentos, la alta
inflación que destruye el poder adquisitivo de las clases trabajadoras, la
violencia criminal, la inseguridad, escandaloso casos de corrupción donde
incluso aparecen denunciados y detenidos familiares y funcionaros del alto
gobierno en tribunales de los EEUU, acusados por lavado de dinero y vínculos
con el narcotráfico como el caso de dos sobrinos de la esposa del presidente y
diputada electa en este elección Cilia Flores, que erosionan la credibilidad y
legitimidad del gobierno, así como el estancamiento del país.
Descontento que según la encuestas ronda entre el
60 y el 80% contra la gestión del gobierno de Maduro. Como lo reconoció el mismo
presidente, sería el proceso electoral más difícil en todos estos años para el
chavismo.
Pero antes de entra en el
resultados de las cifras, es pertinente contextualizar el momento socio
político en el que se da este importante evento electoral para comprender su
resultado y las posibles perspectivas del próximo periodo de las luchas en
Venezuela y la continuidad o no de un proceso revolucionario.
La crisis internacional del capitalismo y su impacto en Venezuela
La profunda crisis económica y
social, que vive el país, es estimulada por tres factores. La crisis económica
del capitalismo reflejada en la caída de los precios internacionales de las
materias primas como el petróleo, principal fuente de recursos financieros y
motor de la economía venezolana.
La desaceleración de China y los
pobres niveles de crecimiento de las principales economías del planeta como
EEUU y la UE. Que impacta en las economías emergentes y de los países
neocoloniales como Venezuela que depende de los niveles de consumo de materias
primas de estas economías como es el caso de China. Lo cual merma los niveles
de ingreso por exportación acentuadas por la caída de los precios del petróleo.
El tercer factor, son las
políticas reformista del chavismo que intentan aplicar correcciones al
capitalismo chocándose una y otra vez con el muro del gran capital; y la
ofensiva de una contrarrevolución silenciosa de sectores pro-capitalista dentro
del chavismo que junto con las acciones conspirativas de la derecha, lo que el
gobierno ha denominado guerra económica, se dan el 6 de diciembre una elección histórica que podría definir el
fin de la revolución bolivariana y el fin de una época de gobiernos
progresistas con matices de izquierda y de una oportunidad perdida para las
izquierdas revolucionarias de llevar acabo proceso más profundo en la región.
Como ha sido las recientes
elecciones en Argentina, donde gano la derecha y la posibilidad en medio de una
crisis política del PT de una salida abrupta del gobierno de Dilma en Brasil
que sin ser gobiernos socialista, han sido proceso que han levando esperanzas
en amplias capas de la población pobre y trabajadores, confrontándose con los
sectores más conservadores y reaccionario de las derechas latinoamericanas
aliadas del imperialismo y el capital financiero internacional.
Se efectuaron entonces en este
contexto, unas elecciones parlamentarias donde la derecha de obtendría un
triunfo electoral histórico, que pondrá a la revolución bolivariana, al
Gobierno de Nicolás Maduro en un punto crítico que amenaza con la continuidad
de su gobierno y el fin de la revolución bolivariana en un escenario muy
similar al de la revolución sandinista nicaragüense de 1989.
Sin descartar, que todavía,
aunque poco probable por el desgaste del chavismo en sus bases y la confrontaciones
internas entre sectores burocráticos que luchan por el poder. Que una ofensiva
de la derecha con ataques a los avances sociales y políticos de estos 17 años
de proceso revolucionario, abran la posibilidad de una rectificación y
radicalización, que permita retomar el camino revolucionario que en los últimos
años se ha perdido.
Una elección profundamente polarizada
La elección parlamentaria se
desarrolló en un contexto de extrema polarización política donde las dos
opciones sería una vez más el gobierno y las fuerzas políticas que les apoyan,
el PSUV junto al GPP, una coalición de unos 11 partidos entre ellos el partido
comunistas y otros de tradición de izquierda, centro izquierda y social
demócratas; y la oposición de
derecha en la coalición electoral MUD.
Pero en esta oportunidad ambas
fuerzas venían con algunas fracturas productos de sus diferencias políticas
internas, las cuales serían más crítica en el gobierno, donde amplios sectores
de los movimientos de base y dirigentes chavista que ocuparon cargo en el alto
gobierno bajo la era de Chávez, deslindaron del gobierno de Maduro y asumieron
postura de oposición de izquierda e internaron lanzar candidaturas
independientes, como el caso del grupo Marea Socialista, muchas de las cuales
no se concretaron por las manipulaciones y presiones políticas que ejerció el
gobierno y la actual dirección del PSUV para que no fueran admitidas por el
CNE.
Hubo otros sectores de
izquierdas que desde hace mucho tiempo son opositores al gobierno como PSL,
partido que lidera el dirigente sindical Orlando Chirinos, pero que no logro
entusiasmar a otros sectores de izquierdas para hacer un frente común e
impulsar un campaña alternativa.
Este partido hizo algunos
intentos pero su confrontaciones con casi todo los grupos de izquierdas no
permitió algún avance unitario concreto, sin embargo logro establecer alianzas
electorales con otros partidos entre ellos el MAS, antiguo partido de
izquierdas que ha oscilado los últimos años entre el chavismo en su primeros
años, luego con la MUD y en esta oportunidad se presentó como independiente.
Tuvo también una débil alianza
con Marea Socialista en algunas regiones como Mérida, pero la polarización y la
maquinaria electoral del PSUV y sus aliados y de la MUD no dejo espacio alguno
para que otras opciones pudieran intentar algo, de hecho, como veremos en
números más adelante, ningún diputado fue electo dentro de la polarización MUD
vs. PSUV.
En el caso de la MUD, solo hubo
desprendimientos oportunistas de algunos partidos que incluso en un pasado
tuvieron algunas afiliación de izquierda y de apoyo al chavismo como fueron el
MAS y Bandera Roja. Estos partidos creyeron tener oportunidad por la vía
“independiente” para desmarcarse de la MUD y el Gobierno y así capitalizar un
descontento popular histórico que ronda según diferentes encuestas de opinión
entre el 60 y 80%.
Un campaña populista, demagógica y de vacíos políticos
Al final se impuso la
polarización y el poder mediático y clientelar de los dos polos en pugnas. La
campaña electoral fue muy pobre sin contenido político y basadas en promesas
demagógica de ambos lados sobre cambios sobre la situación de crisis económica
y social que vive el país.
La campaña fue vacía en
contenido político; de parte del gobierno no había un discurso coherente, todo
era acusaciones contra la derecha y el imperialismo como responsable de la
crisis, y la intimidación de que un triunfo de la derecha amenazaría con el
legado de Chávez y los logros de la revolución. Discursos que viene sosteniendo
el gobierno desde ya hace 3 años sin presentar acciones concretas que
contrarresté dicha ofensiva contrarrevolucionaria, lo cual le ha restado
credibilidad en amplia capas de la población. La pobreza de contenido político
se tradujo en confrontaciones violentas, hubo por lo menos 6 episodios
violentos entre chavista y opositores donde incluso hubo agresiones físicas y
muertes violentas de dirigentes y activista de ambas partes.
Ganar como sea
El sector gobierno uso todos los
recursos del Estado que posee bajo su
control, realizando una ofensiva populista de otorgamientos de créditos,
pensiones expreses, tabletas para estudiantes universitarios, autos para taxis,
buses y nuevas rutas de transportes públicos, entrega de viviendas,
inauguración de obras, muchas inconclusa y aún en construcción, conciertos con
artistas internacionales, realizando inversión millonaria en dólares en un
momento en que la crisis alimentaria agobian a la población, e igual en un
contraste y descaro populista, realizo al mismo tiempo operativos de venta de
alimentos a precios muy por debajo de los precios de compra del mercado semanas
antes de las elecciones.
En todas estas actividades de
carácter proselitista, participaron los candidatos a diputados sobre todo en
regiones donde las encuestas colocaban en ventaja a la MUD. Tuvieron también,
como nunca una cobertura amplísima en los medios, los candidatos del PSUV-GPP
parecían los candidatos de la derecha en el 98 y los de la MUD los de la
alianza patriótica del chavismo de ese año. Todo esto sirvió a favor de la
derecha pues lo uso para victimizarse y poner en evidencia un ventajismo por
parte del gobierno y dar una imagen internacional de un régimen dictatorial, de
ahí la diatriba con la observación internacional la cual fue dual, la oficial
legitimada por el gobierno y la paralela que fue invitada por los factores de
derecha. En fin el gobierno hizo
lo que en el refrán popular se dice votar la casa por la ventana.
Guerra sucia
Al mismo tiempo se realizó una
campaña de guerra sucia de parte y parte, con aparición de partidos fantasmas
que nadie sabe a quién representaban y quienes lo financiaban como una táctica
de desviación de los posibles votos castigos para uno de los dos polos en
pugna. Igual se sobornaron candidatos y partidos pequeños para que cedieran en
su opciones y trasladaran sus votos a una de las dos tendencias, caso del
partido JOVEN, que a pocos días de la elección retiro su apoyo a los candidatos
de Marea Socialista cediendo a las presiones del sector gobierno.
Una crisis capitalizada por la derecha por la ausencia de una
alternativa revolucionaria
La inseguridad, la violencia
criminal, la especulación, acaparamiento de productos de alto consumo y de la
cesta básica, alta inflación, políticas antiobreras por partes de las
inspectorías del trabajo y las políticas erráticas y burocráticas de una
dirección chavista en el poder que está salpicada de escandalosos casos de
corrupción, fueron la plataforma para que la derecha enfilara sus baterías para
lo que sería un triunfo histórico.
Lamentablemente hemos tenido
razón, durante años hemos afirmado que la revolución bolivariana estaba
amenazada de derrota, por un parte por su frágil modelo económico de control burocrático
de la economía bajo un Estado que mantiene intactas las estructuras burguesas y
capitalista heredada de 1998. Esto se reflejó que Venezuela profundizo aún más
su dependencia rentista con el petróleo que al tener una caída estrepitosa los
últimos dos años llegando actualmente a niveles de 30 y 35$ el barril, cuando
en el 2008 tuvo un histórico 120$ y que por casi más de 5 años estuvo entre los
60 y 100 $ el barril. Dejando en evidencia las limitaciones del gobierno en
continuar con sus reformas sociales.
Un modelo económico que está
controlado por una casta burocrática cívico militar en el poder que ha hecho
increíbles fortunas, lo que el pueblo llama la Boli-Burguesias. Todo lo que
esta casta toca y asume control, lo vuelve nada, empresas nacionalizadas,
programas sociales, están ineficientes, paralizadas y algunas ni existe más
allá de la propaganda oficial.
Al mismo tiempo la ausencia de
democracia dentro del partido de gobierno y de organizaciones independientes de
la clase trabajadora y el pueblo, era cuestión de tiempo para que una casta
burocrática como la que actual gobierna,
tomara control definitivo del proceso de revolucionario bolivariano y con ello
llevarlo a la derrota.
Una derecha sin programa alternativo gana la elección
La derecha por su parte tenia
sencillo, pero no menos compleja su estrategia, sin programa político
alternativo más allá de un plan de ajuste económico de corte neoliberal del
cual, algunos de sus elementos tendría que aplicar el propio gobierno de
Maduro, como un ajuste fiscal, recorte al presupuesto público o mayor
endeudamiento y una mega devaluación para unificar el control de cambio que
esta desangrando las finanzas del Estado y que tendrá un impacto en el ya
golpeado salarios de los trabajadores.
Entonces, la MUD, solo tenía que
controlar sus sectores radicales que como se demostró en los eventos violentos
de febrero y junio del 2014, pretenden salir del chavismo, del gobierno de
Maduro por la fuerza. Controlar
este sector y capitalizar las
políticas erráticas del gobierno acorralando dentro del mismo esquema capitalista y de democracia burguesa
que sigue intacta en Venezuela más allá de las fraseologías grandilocuentes de
socialismo, poder popular y democracia participativa, fue la estrategia básica
de la derecha para ganar la elección parlamentaria.
Cabe recordar que en todo este
contexto el gobierno de Maduro y la MUD, iniciaron un proceso de negociación,
un pacto de coexistencia pacífica con la “oposición democrática”, como definió lo
presidente Maduro, que se inició en abril del 2014 y que se vio parcialmente
paralizado por la presiones tanto de los sectores de izquierda como de los
sectores radicales de ultra derecha. Sin embargo, quedo claro que la hoja de
ruta en la confrontación entre la
MUD y el gobierno, la “transición” como lo ha denominado la derecha, será bajo
el respeto a la constitución nacional y la democracia como ambos sectores lo
han afirmado una y otra vez. Desde una perspectiva de izquierda revolucionaria,
el gobierno evidencia su debilidad y capitulación al
dirimir el conflicto de clase bajo el terreno de la burguesía.
Todo esto se consumara en las
elecciones del 6D que aunque se presentaron como una elección regional, para
elegir la nueva asamblea nacional para el periodo 2016-2021. Fue asumida por la
población como una válvula de escape ante la situación del país y expresase
atreves del voto su descontento.
La derecha gana la mayoría en el parlamento
La participación sorprendió a
todos, más del 75% de la población electoral (14 millones) en base a unos 19
millones, salió a votar, con un triunfo para la derecha que le dio el 67% de
control sobre la asamblea nacional y mayoría calificada a través de 112 (109) diputados, 3 diputados indígenas que
rompieron con el gobierno por la mala política dirigida hacia los pueblos
originarios, especialmente el asesinato del Cacique Sabino Romero, con esos 3
diputados la MUD tiene mayoría calificada, con
lo cual tiene todo el poder para impulsar leyes, impulsar la renuncia del
ejecutivo y revocatorio de mandato entre otras facultades. El Chavismo tuvo un
retroceso y derrota histórica, que anuncia un terremoto político en las filas
del PSUV. Solo el 33% de los diputados
y un 41% de los votos nacionales. Al final los votos nacionales entre
MUD y PSUV fueron de 7.707.422 para la MUD y 5.599.025 para el PSUV-GPP, la
derecha saco una amplia ventaja de más de 2.100.000 votos.
Una tercera expresión política silenciosa, voto castigo, nulo,
abstención
La abstención y el voto nulo
fueron también una expresión política en estas elecciones donde los votos se
polarizaron en la MUD y el PSUV-GPP, fuera de esta polarización solo 341.121
votos fuero para el resto de los pequeños partidos que intentaron competir
fuera de estas dos coaliciones. Pero la abstención que a pesar de ser baja en
comparación a la elección del 2010 cuando se eligió la asamblea nacional
saliente, no dejo de ser importante 25,75% que representa un población votante
de más de 5millones.
El voto nulo fue la cifras más
alta de los últimos años e incluso superior en amplio margen a la elección del
2010 3% vs. 7,8% 2015. Ambos porcentajes, votos nulos y abstención sumarian un
potencial de más de 6 millones de electores, una población para nada
despreciable que supera incluso al total de voto alcanzado por el PSUV-GPP.
Pero hay más de los más de 2millones de votos obtenidos por la MUD de diferencia
hay un amplio porcentaje de votos castigo de sectores chavistas que expresaron
su descontento trasladando su intención de voto a la derecha.
Voto castigo
Esto podemos verlos con claridad
en las derrotas en sitio emblemáticos del chavismo y de larga tradición de
izquierda como son el 23 de enero y Catia (Pq. Sucre) dos de los centros urbanos más poblados
y de clase trabajadora en Caracas: y el estado Barinas donde nació y es
hegemonía política la familia de Hugo Chávez.
Para dar cifras más clara en el
23 de enero por ejemplo en el 2010 Tupamaros y PCV dos partidos de izquierda
que están en el GPP aportaron entre 2468 y 2070 votos al candidato del PSUV en
la zona, para el 2015 fue de 763
voto por la tarjeta de Tupamaros y 1678 por el PCV, la merma de votos de estas
dos opciones es evidente y se pudo expresar en abstención, voto nulo o voto
castigo, que fueron las tres expresiones electorales, que derrotaron al
chavismo y que capitalizo la derecha.
De igual manera el chavismo
perdió en los 6 principales estado del país, que concentran el 51,76% de la
población electoral, algo más de 10millones de electores. El chavismo solo gano
en las zonas rurales y más alejadas de los centros urbanos.
El voto castigo fue capitalizado
por la derecha; la abstención y el voto nulo sin embargo, han quedado como
expresiones de rechazo huérfanas de dirección. Esta expresiones electorales son
subjetivas pero no dejan de ser importante y punto de referencias para las
fuerza revolucionarias que intente avanzar en contra corriente de la
polarización PSUV MUD.
Por ultimo sin caer en una sobre
dimensión sobre el voto nulo, es
cierto que un porcentaje de este
voto se debió a la confusión de algunos votantes a la hora de elegir,
sobre todo en sitios donde tenia que seleccionar mas de una opción, pero aun
así el voto nulo consciente fue alto.
Perspectivas
La derecha ha comenzado su
ofensiva a dicho que su amplia mayoría obtenida en votos y la cantidad de
diputados para la nueva asamblea en Enero del 2016 es una señal de derrota de
la propuesta socialista. Ante esta ofensiva ideológica debemos cerrar filas los
sectores revolucionarios, pues no se trata de una derrota del socialismo, sino
de un fenómeno político que irrumpió con fuerza después del colapso de la
social democracia en los 90; que planteo ciertamente el socialismo pero que
nunca termino de desarrollar pues asumió políticas reformista y errores
históricos de procesos similares, que han facilitado el resurgimiento y avance
de una derecha que había sido decenas de veces derrotada por el pueblo y los
trabajadores.
Si ha sido hasta ahora una
oportunidad perdida, pero el juego a un no termina la derecha no tiene otra
propuesta que no sea el capitalismo, y aunque no actuaran en lo inmediato en
ataques a las reformas progresistas que se implantaron bajo el chavismo, será
cuestión de tiempo para hacerlo, lo cual colocara en la calle a millones de
trabajadores y pueblo pobre movilizados en defensa de su conquistas. La clave
acá será si los sectores revolucionarios somos capaces de articular esa fuerza
común necesaria, que le de dirección y orientación para una derrota definitiva
del capitalismo.
Por lo pronto veremos un
confrontación entre el gobierno y la derecha acusándose uno a los otros de la crisis mientras
el país se deteriora, no se descarta que incluso ante el abrumador resultado
electoral la próxima asamblea forcé una renuncia o active un revocatorio del
mandato de Maduro, incluso se especula que sectores militares sean lo que pidan
la renuncia y en una especie de golpe suave se acabe con el gobierno de Maduro
y se anticipen nuevas elecciones presidenciales.
Pero lo que sí está claro por
ahora, es que la derecha va utilizar su control sobre el parlamento para
bloquear al Gobierno, acorralarlo y acelerar su desgaste y como ellos mismo han
dicho, el inicio de una transición pacífica y en democracia, lo que pone en
relieve como perspectiva histórica, lo que fue la transición de Nicaragua y la
revolución sandinista en 1989.
Por otra parte una
radicalización como la que afirma el propio Maduro se avizora como una
perspectiva lejana, primero porque es la actual dirección de su gobierno
responsable en gran mediad de la crisis y sin un cambio de esa dirección no
tendría legitimidad ni apoyo de sus bases, por otra parte, la caída de los
precios del petróleo que se acentuaran el próximo año. Fracaso la reunión de la
OPEP que promovió Venezuela para buscar un recorte en la producción mundial, lo
cual coloca una perspectivas muy negativas para el próximo periodo, lo que le
dará muy poco margen de maniobra al gobierno de Maduro para seguir manteniendo
sus políticas de asistencia social.
Igual esta la crisis interna que
se avecina en el PSUV y GPP así como niveles de desmoralización de la población
chavista que ya se expresó un parte de ella en el voto castigo, lo cual
debilitaría las bases sociales que necesitaría el gobierno para legitimar sus
políticas de “radicalización”. Además que tendrá que considerar la abrumadora
mayoría que ha obtenido la derecha de más de 7 millones de votos.
Lo que pudiera ocurrir y esto
sería aún más complicado para los sectores honestos y revolucionarios es un
gobierno de corte más totalitario que incluso desconozca la asamblea nacional y
de facto la imposición de una dictadura de castas burocráticas.
El uso por ejemplo de la
iconografía con frases de Stalin
horas después del resultado electoral divulgadas en las redes sociales
por el PSUV, para justificar su derrota e intentar levantar la moral de su
base; y los ataques de simpatizantes maduristas a un intento de rueda de prensa
de ex ministro de Chávez que plantearían serias criticas al gobierno, dan
señales peligrosas de un desvió perverso que ya en la historia de procesos
revolucionario hemos sufrido quienes defendemos las bandera genuinas del
socialismo.
El panorama para el próximo
periodo es sin duda muy turbio, la crisis internacional del capitalismo, los
proceso en desarrollo en América Latina y la actual composición de fuerzas
internas en el país, deja un contexto todavía abierto en la lucha de clase, sin embargo la clave sigue siendo una dirección autónoma del pueblo trabajador que se
expresa en una organización consciente con un programa político claro que
defienda los avances conquistados en estos años pero que profundice en las
tareas inmediata para sacar al país de la crisis.
Hay opciones
Venezuela no está en bancarrota
ni en un margen de colapso, es una nación que está entre los países más rico
del planeta, posee las primeras reservas de hidrocarburos, importantes reservas
de gas, minerales, mega diversidad ecológica, etc. Con reformas tributarias,
del mercado cambiario y de subsidios como el precio de la gasolina bajo un
Estado de los trabajadores y el pueblo así como otras medidas económicas y
sociales de emergencia, el país puede superar la crisis a corto plazo, e
iniciar un nuevo proceso de desarrollo bajo una perspectiva socialista
revolucionaria. Tales tares en este momento no serán asumida ni por la actual
dirección del chavismo en el poder ni por la derecha. Y de ser tomadas algunas
de estas medidas ante mencionadas no sería para beneficiar al pueblo y a los
trabajadores si no a la burguesía y al capital financiero internacional.
Urge una unidad amplia, de acción revolucionaria para enfrentar la
crisis
Por ello llamamos a todas las
fuerzas sociales progresista y revolucionarias de Venezuela incluso las que
están crítica y en confrontación con la dirección burocrática dentro del
chavismo, a un encuentro nacional donde debatamos a fondo la situación del país
y un plan de lucha que nos articule en una sola fuerza para poder vencer a la
contrarrevolución expresada dentro del gobierno y a la derecha.
No hay pueblo, ni clase
trabajadora derrotada. El triunfo de la derecha es una capitalización de un
descontento popular, que busca una dirección política alternativa. No hay
derrota del socialismo sino de un modelo que se agota y que está llegando a los
límites de sus capacidades de implementación de reformas dentro del propio
capitalismo. La lucha aún continúa, preparémonos para avanzar y vencer.
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