Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
Bertolt Brecht
Abraham Sarfaty uno de esos luchadores imprescindibles de los que nos habló Bertold Brecht ha muerto el 18 de noviembre en Marrakesh, Marruecos. Fue un militante marxista, internacionalista, valeroso y ejemplar, y ahora que ha fallecido queremos recordarle, especialmente para las nuevas generaciones de militantes como un ejemplo de vida.
Recordando sus orígenes Sarfaty señaló: "Mis raíces no son sólo la judía humanista tal como mi padre me la enseñó, sino también todo lo que la Humanidad ha construido para convertirse en Humanidad. Yo digo a menudo que soy hijo de la luz, de la filosofía de luz. Mi padre era un judío liberal y él estuvo marcado por esta filosofía»,
Sarfaty, ingeniero de minas de profesión, nació en 1926 en el seno de una familia judía marroquí, se incorporo al Partido Comunista en 1944, y destacó como luchador por la independencia de Marruecos. En 1950 fue encarcelado por esta razón, y estuvo en arresto domiciliario en 1956.
Tras la independencia en marruecos se estableció, una dictadura fuertemente represiva, en la practica una monarquía casi absoluta con el rey como principal propietario en el país y jefe religioso, pero que contaba con una fachada parlamentaria, en la que participaban los partidos legales, todos los cuales debían ser leales a la monarquía, aceptar al Islam como religión de estado, e incluso que el rey era’ el guía de los creyentes’, cargo que antiguamente ostentaba el Califa, y ahora solo existe en Marruecos. El Partido Comunista marroquí aceptó estas condiciones y pasó abiertamente a ser uno de los partidos institucionales de está monarquía conservadora y brutalmente represiva.
Abraham Sarfaty, no aceptó este abandono de los principios marxistas más elementales y rompió en 1970 con el PC marroquí, fundando la organización socialista revolucionaria Ila I-Amam (“Adelante”). Esta organización debió operar en la clandestinidad, y sufrió fuertemente la brutalidad de la represión de la Monarquía de Hassan II, en los llamados ‘años de plomo’. Esta época se caracterizó por las detenciones arbitrarias, las desapariciones sin juicio, las prisiones secretas, las masacres de manifestantes y la tortura de los prisioneros. La mayoría de los militantes de la organización fueron arrestados y encarcelados en 1974.. Varios de los militantes de Ila I-Amam murieron en prisión o bajo tortura en centros de detención secretos, como Saida Mnebhi (muerta en huelga de hambre, diciembre de 1977), Abdellatif Zeroual y Amin Tahani (muertos por torturas, en noviembre de 1974 y noviembre de 1985).
En 1972 Abraham Sarfaty, fue detenido y torturado. Después de una nueva detención en 1974 fue condenado a cadena perpetua. La prisión y la tortura agravaron una enfermedad con manifestaciones leves hasta entonces, y Abraham quedó en silla de ruedas. Este militante de un coraje ejemplar permaneció en presidio durante 17 años. Después de Mandela llegó a ser considerado el militante africano con más tiempo en la cárcel por delitos de opinión, y una campaña permanente de organizaciones de Derechos Humanos se desarrolló por su liberación. El régimen de Hassan II exigió en los últimos años en que estuvo en presidio que se arrepintiera públicamente como condición para su liberación, cosa que él jamás aceptó. Finalmente, para acabar con el problema de imagen que le suponía tener un famosos preso por opinión tantos años, la monarquía inventó que en realidad Abraham Sarfaty era Brasileño (su padre había vivido en Brasil una temporada), para privarlo de la nacionalidad y expulsarlo hacia Francia.
Durante los años de presidio, este militante continúo su lucha, escribiendo y expresando sus opiniones. Defendió el derecho del pueblo Saharaui a la autodeterminación, y fue el primero en proponer en 1994 un fin sin vencedores ni vencidos, a este conflicto que se prolonga hasta nuestros días, y el establecimiento de una confederación democrática entre el Sahara y Marruecos.
Entre sus escritos destacan: “En las cárceles del rey. Escritos de Kenitra sobre Marruecos”, 1992, “Escritos de prisión sobre Palestina”, 1992, y Lucha antisionista y revolución árabe. (Ensayo sobre el judaísmo marroquí y el sionismo] , 1977. Con Mikhaël Elbaz escribió “El insumiso. Judíos, marroquíes y rebeldes”, 2001.
A pesar de su corta vida, el movimiento que fundara es considerado una piedra angular del marxismo en Marruecos.
Después de la apertura relativa inaugurada por el nuevo rey, Mohamed V, la condena de Abraham Sarfaty fue conmutada, se le devolvió la nacionalidad, y en el año 2000 pudo volver a su país, donde se había convertido en un símbolo para los militantes de izquierda consecuentes.
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