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El miembro del CIT, Shujie, obligado a huir de China

La represión de activistas de izquierda se intensifica en China

Reporteros del CIT
La creciente represión de estado en China, que está aumentando sobre los activistas y críticos de izquierda, se ha subrayado con el caso de Zhang Shujie, de 24 años, un simpatizante del Comité por una Internacional de los Trabajadores (CIT).
Zhang es un socialista y un defensor de los sindicatos independientes y de los derechos de los trabajadores en China. Es colaborador de la página web chinaworker.info y un simpatizante del CIT, que cuenta con miembros y simpatizantes en muchos países, incluyendo China, Hong Kong y Taiwán. Desde 2009, Zhang ha sido corresponsal del sitio web chinaworker.info y de la publicación bimensual ‘Socialist’. Tanto la página web como la revista están prohibidas en China. 
"Socialista": revista bi-mensual publicado por el CIT en China
En febrero de 2011, Zhang se convirtió en uno más de las incontables víctimas de la ola de represión en China, derivada del miedo de la dictadura de Pekín de una revuelta después de la caída del dictador Mubarak en Egipto y la explosión de luchas revolucionarias en el mundo árabe. Las dificultades de los activistas de izquierda en China, que cada vez más son el objetivo del régimen, casi nunca aparecen en los medios capitalistas, que prefieren concentrarse en los casos que involucran a los disidentes liberales y pro-occidentales, cuyas ideas son más de su agrado.  
En octubre de 2011, Zhang consiguió dejar China, escapando de sus “guardaespaldas” policiales, con la ayuda de sus amigos y camaradas en el CIT y de otros en China, Hong Kong y Europa. Estos incluyen al parlamentario irlandés Joe Higgins y el parlamentario europeo Paul Murphy del Partido Socialista (CIT en Irlanda) y Leung Kwok-hung, también conocido como Pelo Largo, legislador por la Liga de Socialdemócratas en Hong Kong. Si Zhang se quedara en China, se arriesgaría a un largo periodo de detención, con agentes de seguridad del estado amenazándolo con acusarlo de “divulgar secretos de estado” y “incitar a la subversión contra el poder del estado”, que son penados con prisión de hasta 10 años. Estos son los cargos que normalmente se ponen contra los disidentes en la China de hoy. La definición de “secretos de estado” es muy amplia cubriendo, por ejemplo, desde cuestionar la versión del gobierno en el número de escolares muertos en el terremoto de Sichuan de 2008, hasta la cantidad de moneda extranjera en las reservas de China. Zhang está actualmente en Suecia, y su caso será discutido en una audiencia pública en el Riksdag (parlamento sueco), sobre derechos humanos y represión de estado en China a finales de enero.

Cómo funciona la represión de estado  

Zhang fue convocado a una reunión con agentes de seguridad del estado en la ciudad de Chongquing el 24 de febrero de 2011. Este fue el comienzo de medidas de represión a gran escala y preventivas para hacer desaparecer cualquier discusión sobre una “Revolución de los Jazmines” inspirado por los acontecimientos en Oriente Medio y el Norte de África. No se permitió a Zhang contactar con un abogado o informar a su familia. Los agentes de seguridad dijeron que “sabían todo” sobre sus actividades y que podría ser detenido indefinidamente, es decir, “desaparecido”, a no ser que les diera información sobre todos a los que había conocido o con los que había estado en contacto, “confesó” sus vínculos con el CIT, y estuvo de acuerdo en “cooperar” con las fuerzas de seguridad. Estos métodos son típicos de las fuerzas de seguridad del estado en China.
Cuando Zhang fue detenido por primera vez para interrogarlo, estuvo retenido durante 28 horas durante las cuales fue obligado a permanecer de pie, privado de sus gafas, y se le negó la comida durante varias horas. A pesar de que no se le acusó formalmente con ningún cargo, requisaron su ordenador, su teléfono móvil y sus documentos bancarios para ser investigados. Se le advirtió que podría enfrentarse a años de prisión por “contactar con organizaciones ilegales” y por “crímenes relacionados con la seguridad del estado”. Se le dijo que podría evitar ese destino si “cooperaba” con las fuerzas de seguridad. Sin alternativa, Zhang aceptó sus demandas. Sin el conocimiento de la policía y contra sus instrucciones explícitas, contactó con miembros del CIT para buscar consejo y ayuda.
Los meses siguientes, los oficiales de la seguridad del estado leyeron la correspondencia entre Zhang y sus camaradas, y le indicaban como contestar. Le apremiaron a acudir a reuniones en Hong Kong, pagando ellos los costes. Le dieron instrucciones claras para fotografiar a los participantes en reuniones y otras actividades con su teléfono móvil, y recoger información personal. Mientras el foco principal de sus investigaciones era el grupo vinculado al CIT, Acción Socialista, y los simpatizantes del CIT en China, el departamento de seguridad de Chongqing también interrogó a Zhang sobre los lazos de este grupo con otras fuerzas radicales como la Liga de Socialdemócratas (LSD) y el legislador Leung Kwok-hung. Querían saber si era posible un vínculo entre el CIT y Leung, a quien Zhang ha conocido durante sus visitas anteriores a Hong Kong. LSD es un grupo radical prodemocrático que no está conectado con el CIT.
Como entidad legal y jurídica separada, la policía y los tribunales de China no tienen mandato judicial dentro de Hong Kong. Según la “Ley Básica” (mini-constitución) de Hong Kong, los derechos de sus ciudadanos a asociación política están legalmente protegidos y las autoridades del estado chino no tienen poderes formales para interferir o monitorizar estas actividades.  
Esto significa que la rama de Chongqing de la seguridad del estado a ordenado a Zhang, bajo amenaza de arresto, involucrarse en actividades “anticonstitucionales” en Hong Kong. Estos oficiales de seguridad posteriormente pagaron las visitas de Zhang a Hong Kong para acudir a la reunión del CIT de octubre de 2011, dándole instrucciones para recoger información de los activistas políticos en la ciudad – incluyendo miembros electos de la Asamblea Legislativa de Hong Kong.
Zhang no tenía intención de llevar a cabo el trabajo sucio del régimen e hizo planes con los camaradas y simpatizantes del CIT para abandonar China aprovechando su visita a Hong Kong.
Este caso muestra los métodos ilegales y brutales de la dictadura china a pesar de sus esfuerzos de proyectar una imagen más sofisticada. Los gobiernos extranjeros y las empresas multinacionales cuyos intereses le son más cercanos han evitado en gran medida cualquier crítica a los abusos de los derechos humanos y la autoridad cada vez más represiva del régimen chino. Aquellos que se han atrevido a desafiar el sistema represivo y pagaron por ello merecen el apoyo y la solidaridad de todas las fuerzas de izquierda y democráticas.

La “escalofriante” represión de 2011

China está hoy sufriendo la más grave represión desde hace más de una década, un proceso que Amnistía Internacional ha descrito como “escalofriante”. La policía ha acorralado y hecho “desaparecer” a cientos de escritores, abogados y activistas. La concentración en individuos de perfil alto como el artista Ai Weiwei y el abogado activista Gao Zhisheng han sido usados para advertir y subrayar a otros que nadie es intocable. El foco en prominentes abogados activistas, aquellos que han defendido a otras víctimas de represión, ha sido un gran golpe contra cualquier ilusión de que emerja un sistema legal independiente en China.
En los últimos días de 2011, varios veredictos judiciales disiparon cualquier sugerencia de moderación de la represión. El escritor afincado en Sichuan, Chen Wei, fue sentenciado a nueve años de prisión por ‘escritura subversiva’, y  Chen Xi, de Guizhou, fue condenado a 10 años, también por “incitar a la subversión” en juicios que se celebraron alrededor del día de Navidad. Otra disidente prominente, Ni Yulan, está actualmente en juicio en Beijing por “causar disturbios” debido a su rol en defensa de las víctimas de tomas de tierras y podría enfrentarse a una sentencia draconiana.
El año pasado, el presupuesto de seguridad interna de China se infló hasta los 624.000 millones de yuanes (95.000 millones de dólares), mayor que su presupuesto militar. La influencia de los que proponen una línea dura de  represión dentro del régimen se ha fortalecido. Con una sucesión de liderazgo y gubernamental crucial planeada para 2012, y en medio de severos desafíos económicos que podrían desencadenar disturbios sociales, el régimen actual ha dado efectivamente carta blanca a las fuerzas de seguridad para escribir sus propias reglas para doblegar potenciales voces de oposición.
Las fuerzas de seguridad usan desapariciones forzosas, detenciones secretas y otras medidas ‘extrajudiciales’, cambiando de manera efectiva los parámetros de los ya estrechos derechos legales de expresión en China. “Estos actos se llevan a cabo cada vez de manera más patente, y los oficiales incluso abandonan la pretensión de estar obedeciendo la ley”, remarcó Amnistía Internacional en su informe de junio de 2011.
Controles de internet nuevos y más intrusivos, planes para crear la mayor base de datos de seguridad del mundo para fomentar los controles sociales, y nuevas y duras restricciones de las webs de micro-blogs ‘weibo’, que se ha convertido en una forma popular de mostrar los abusos oficiales e informar sobre las protestas masivas, son todos parte de un patrón de controles cada vez más autoritarios.

Represión contra ‘chinaworker.info

Los últimos años han visto un alza marcada en el ala izquierda e ideas anticapitalistas en China, similar a otros procesos internacionales, donde un número creciente de jóvenes especialmente están rechazando el sistema de mercado capitalista a la luz de la crisis financiera global y de la creciente desigualdad. Previamente, el régimen chino no prestó tanta atención a los críticos de izquierda, y creían que las influencias liberales y ‘pro-occidentales’ representaban la mayor amenaza política. Esto empezó a cambiar decisivamente alrededor de 2008, y la monitorización por parte de la seguridad del estado y los ataques a los grupos e individuos de izquierda se han incrementado significativamente.
Maoístas, miembros de la ‘nueva izquierda’, trotskistas y otros que defienden los derechos de los trabajadores, especialmente aquellos que argumentan la necesidad de organizaciones independientes de los trabajadores, han sido detenidos, y en varios casos llevados a juicio por ‘incitar a la subversión’, ‘violar al orden social’, y cargos similares. Varios de estos casos han aparecido en chinaworker.info.
La actividad política de Zhang Shujie, y de otros simpatizantes del CIT en China, es de naturaleza literaria. Él ha escrito y traducido artículos para la página web chinaworker.info y para la revista ‘Socialist’ (la revista ha circulado como revista online alternativa dentro de China con la ayuda de muchas personas valientes).
Chinaworker.info, que fue creada por los miembros del CIT en 2004, ha encendido la ira de la dictadura china. La página web y los simpatizantes del CIT han organizado acciones de solidaridad en varios países en apoyo de trabajadores en huelga contra las condiciones de explotación. También han organizado protestas para publicitar casos de activistas detenidos. En China, los simpatizantes del CIT trabajan en red con activistas sindicales, defensores de los derechos de trabajadores migrantes, activistas LGBT y otros cuyas creencias y actividad política les obliga a cruzar la línea de la ‘legalidad’ en China.
Varios estudiantes y trabajadores jóvenes con vínculos a chinaworker.info han sido detenidos durante los últimos tres años, en circunstancias similares al caso de Zhang Shujie. En 2009, un libro publicado por chinaworker.info en Hong Kong sobre el veinte aniversario de la masacre de 1989 en Pekín (“Tiananmen – siete semanas que sacudieron el mundo”, ISBN 978-91-633-4709-2) fue prohibido en China. Este libro fue clasificado por el gobierno como uno de los cinco libros más ‘ilegales políticamente’ del año, junto con “Prisionero del Estado”, las memorias del anterior líder del Partido Comunista Zhao Ziyang. Los gobiernos locales y los oficiales de correos recibieron instrucciones para cazar copias del libro. Zhang Shujie, escribiendo anónimamente, fue uno de los que contribuyeron a su escritura.  
En octubre de 2009, no se permitió entrar en China al miembro del CIT Laurence Coates, uno de los fundadores de chinaworker.info y otro de los autores del libro prohibido “Tiananmen – siete semanas que sacudieron el mundo”. Oficiales chinos lo acusaron de ser una “amenaza potencial a la seguridad nacional”.
Ninguna represión podrá salvar al régimen totalitario una vez que la gente pierda el miedo, un proceso que ya está produciéndose en China. Con la economía tambaleándose hacia la crisis, una burbuja inmobiliaria a punto de estallar y niveles sin precedentes de deuda, la mal llamada dictadura ‘comunista’ tiene muchas razones para temer el futuro. La vigilancia intensificada y los ataques a los críticos de izquierda – incluyendo a los simpatizantes del CIT – muestran el poder potencial de las ideas genuinamente socialistas en China. Estas ideas pueden resumirse en derechos democráticos completos e inmediatos, el final del poder del partido único, elecciones libres a una asamblea constituyente revolucionaria y un gobierno de los trabajadores y los campesinos pobres, un gran incremento del salario base y una jornada máxima de ocho horas al día, educación y sistema de salud gratuitos y públicos, y propiedad pública democrática de las mayores compañías y bancos.
El caso de Zhang Shujie y de miles como él subraya la necesidad de aumentar la lucha contra la represión de estado en China, para demandar la liberación de todos los prisioneros políticos y un final del terrorismo policial. Para este fin, el CIT está preparando el lanzamiento de una gran campaña en apoyo de las víctimas de la persecución en China, y especialmente de los socialistas como Zhang. Esta campaña incluirá acciones de solidaridad, llamamientos para donativos, y protestas contra la represión del estado chino.
 

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