Bilbo Göransson, Rattviseparteit Socialisterna (CIT en Suecia), en Peru
La combativa lucha de Cajamarca en defensa de los lagos y del medio
ambiente lleva ya dos semanas El presidente declaró el Estado de
Emergencia en cuatro provincias de la región, suspendiendo las garantías
constitucionales por 60 días Cajamarca se ha convertido en el epicentro
político de los conflictos, desde que la población en su conjunto se
alzó en paro general en contra de la masiva y sucia explotación minera.
El presidente Ollanta, traicionando sus promesas electorales, ordenó la
ocupación militar por dos meses para ”calmar la situación”. Esa calma
significa suspender los derechos democráticos del pueblo y continuar con
el aumento de las ganancias de los profetas de la industria minera a
costa del ecosistema.
En Cajamarca, hace quinientos años, se decidió el destino del imperio de
los Incas. Francisco Pizarro aplastó a los custodios del Inca en un
sorpresivo y sangriento ataque que significó el fin de una gran
civilización. Esto, parece convertirse en una nueva caída histórica, en
la que luego de siete días de paro general, el domingo cuatro de
diciembre, el presidente declaró el estado de emergencia.
Las causas de este drama lo encontramos en el hallazgo de una imensa
cantidad de oro, la más grande del país, valorizado en aproximadamente
cinco mil millones de dólares. Los planes de extracción minera de oro y
plata en el Conga incluyen el vaciado de las aguas de al menos cuatro
lagos andinos que hoy sirven de acopio de agua potable a la zona. La
región es muy rica en minerales y existen claros ejemplos en la que los
moradores fueron repetidamente engañados a pesar de las dulces promesas
de los políticos y los empresarios del oro, mientras que la vegetación
va desapareciendo lentamente. El ejemplo más próximo es la mina de
Yanacocha, allí la naturaleza fue dañada seriamente durante la
explotación. El ecosistema de la zona es dañado y el medio ambiente
destruido. Todos los gobiernos de turno afirmaron que la industria
minera significaría mejoras para ellos, en cuanto a puestos de trabajo
y más. Pero muy a pesar que el Perú es rico en reservas naturales, las
ganancias jamás han ido para el pueblo.
La mina en cuestión es una extensión de Yanacocha y es explotada por la
Newmont Mining Corp, de Denver, Colorado. Cajamarca es la región más
densa y, en explotación minera y la más rica en metales preciosos en
contraste con la situación de pobreza de su población. Yanacocha es la
más grande explotación minera de oro de Latinoamerica y se acerca a su
final. Durante su campaña electoral Ollanta Humala visitó Cajamarca con
el slogan electoral “El oro no se puede beber”. El 80% del electorado
cajamarquino votó por Ollanta y posteriormente éste ganó las elecciones
generales y tomó palacio de gobierno. Por eso uno puede comprender la
animadversión de la población cuando el gobierno afirma que la protesta
viene de un minúsculo grupo de radicales que con métodos mafiosos
intentan presionar al gobierno y se encuentran ausentes de
cuestionamientos fundados. Esa actitud arrogante no deja de ser
detestable. Los campesinos, la juventud y los transportistas han
mostrado su descontento. El gobierno regional (controlado por el PC del
P “patria roja”) se ha puesto del lado de la protesta popular.
El jueves 1ro de diciembre se inició el paro general en Cajamarca, que
comprometió a toda la región, con bloqueo de carreteras y que le ha
costado al turismo una pérdida de aproximadamente 20 millones de dolares
en los ingresos de restaurantes y hoteles. Los demandantes están
convencidos en que la extracción del oro y la plata de la mina de Conga
contaminará el agua de la zona. Los cuatro lagos vaciados serían
reemplazados por reservorios artificiales. El más grande de estos
resevorios sería usado para lavar metales residuales contenidos en los
bloques de piedra, despedazados con ayuda de cianuro, sustancia química
venenosa. Para obtener un kilo de oro se reuquiere utilizar 141 kilos de
cianuro. El año 2010 la mina de Yanacocha produjo 46,7 toneladas de oro.
Se espera que las reservas de Conga tengan 189,7 toneladas de oro. A
una semana de iniciado el paro general, Ollanta invitó a los
protestantes a negociaciones que llevaran a solucionar el conflicto y
los medios de comunicación difundían que la protesta popular había
triunfado. Pero muy a pesar de lo que diga la prensa, en sus titulares,
el pueblo está aún muy lejos de haber ganado en esta lucha. En lugar de
concesiones políticas por parte del presidente, después de las
pretendidas negociaciones, éste, ha declarado el estado de emergencia en
las cuatro provincias involucradas. Esto a pesar del levantamiento del
paro, que facilitaba la negociación. El presidente regional Gregorio
Santos ha sido por otro lado, acusado por el ministro del interior por
delito de atentar contra la seguridad del país y la tranquilidad
pública.
La declaratoria de Estado de Emergencia es una payasada dijo el
presidente regional. Todo está como de costumbre en Cajamarca. Las
protestas continúan, sólo que con otros métodos. Criticamos el Estado de
Emergencia y tomamos distancia de toda forma de violencia, señaló a los
medios de prensa el lunes 5 pasado. La repentina suspención de las
negociaciones, la negación de tiempo de consulta a los representantes y
la declaratoria del estado de emergencia hace pensar que todo estaba
preparado. La provocación está orientada a amedrentar a los
manifestantes y llevarlos a la obediencia. El estado de emergencia
suspende un conjunto de derechos democráticos fundamentales, como el de
reunión en lugares públicos, distribución de panfletos y asambleas. Y da
a los militares autorización para detener a las personas e intervenir
los domicilios sin mandato judicial, entre otras atribuciones.
No es poco dinero que está en juego. Los empresarios mineros y los
gobiernos peruanos han tenido siempre una estrecha colaboración. Newmont
en el Perú reportó últimamente su tercer reporte económico con una
ganancia mayor a los 635 millones de dólares, un incremento sobre el
reporte anual del año pasado, que fue de 533 millones. El total de las
ganancia asciende a 2,7 mil millones de dólares, un crecimiento del 6%,
comparado con el del año pasado. Para ellos la contaminación de un par
de lagos de los andes no tiene importancia alguna en relación con la
bolsa del mercado y las ganancias. Durante la campaña electoral de
Ollanta participó un importante sector de la izquierda peruana. La
voluntad de voto en contra de la candidata de la derecha en la segunda
vuelta creció notablemente. Los dos que pasaron a la segunda vuelta
fueron el nacionalista Ollanta Humala y la extremista de derecha Keiko
Fujimori. Keiko es la hija del sentenciado dictador Alberto Fujimori que
aterrorizó al movimietno de los trabajadores de los 90 y ahora se
encuentra en prisión por los delitos de lesa humanidad, de soborno, de
corrupción y otros.
CIT compartia el estado de ánimo para votar fuera a la derecha apoyando
a Ollanta en la segunda vuelta electoral. Pero nosotros comprendiamos
que el gobierno se enfrentaría al sistema capitalista o adaptaría sus
políticas a los grandes intereses de las empresas y bancos. Durante las
elecciones se vio a un Ollanta tratando de demostrar se moderado,
ligandose a las propuestas del presidente brasileño Lula etc. Gran
parte de la izquierda peruana se alió con Ollanta, sin persibir que los
trabajadores tarde o temprano se enfrentarían al gobierno. La izquierda
socialista revolucionaria debe comprender que la lucha de los
trabajadores debe ser autónoma y desde las bases en pos de construir un
movimiento obrero combativo en lugar de generar esperanzar en uno u otro
candidato electoral. La estrategia de apoyar incondicionalmente a un
candidato, que despues de las elecciones ataca a los trabajadores y la
poblacion con ejército y policía, desacredita a todo el movimiento
obrero.
La creencia que una personalidad lo suficientemente buena puede influir
en el sistema capitalista que es corrupto y podrido es ingenuo. Es un
legado de la tradición estalinista la necesidad de un líder fuerte que
gobierna con puño de hierro. Los marxistas saben y entienden que los
verdaderos líderes están surgiendo con el movimiento, y gana su
confianza, no por las promesas sino por la acción. Un candidato sin base
en las masas y sin un claro programa socialista es solamente otro
político. La política no es controlado por las personalidades, sino de
los intereses de clase.
Los socialistas no se oponen a la participación en las elecciones al
parlamento burgués. Pero la clase obrera necesita sus organizaciones
autonomas para resaltar su propio programa y candidatos combativos. No
arribistas, ni estafadores con intereses privados. El pueblo combativo
de Cajamarca ha rechazado a la politica derechista del gobierno.
Manifestaciones de apoyo se han realizado en todo el país, contra la
codicia del gobierno. La unidad de la gente viene derrotando al
arrogancia del gobierno. El movimiento puede extenderse a otras
provincias. La industria minera es el 61% de la economía del país.
El gobierno afirma que sin un aumento de la producción no se va a
cumplir con los proyectos sociales que él prometió durante su campaña.
Las empresas mineras que operan en el Perú, la mayoria de propiedad
occidental, se han comprometido a pagar un impuesto social de minería,
que se calcula en unos míseros mil millones de dólares al año. Para
seguir contando con la aprobación y agrado de las empresas mineras, el
gobierno tuvo que escuchar a los grupos de presión empresarial. Las
empresas mineras no son unos ángelitos responsables. Ellos han invertido
dinero y confian que el gobierno de Humala lo va devolver el favor
recibido. La Organización Socialista Internacional del CIT cree que un
sistema que ofrezca garantías de trabajo, agua, conservación del
ecosistema y prosperidad para las mayorias no es viable bajo el
capitalismo. Además de Conga se vienen gestando en este momento más de
60 movimientos de protesta local contra proyectos de la minería. La
mineria destruye la naturaleza y maltrata al pueblo y sus ganancias no
benefician tampoco a la población. Las multinacionales mineras sacan
enormes ganancias fuera del país, dejando trabajadores dañados, residuos
químicos, cambios genéticos en los cultivos, y bosques podados. La
infrastructura, la distribución del trabajo, y la explotación de las
materias primas debe estar bajo el control colectivo-democratico de los
trabajadores y la población nativa.
El CIT Repudia el estado de emergencia y suspención de las garantias
constitucionales, que el regimen de Humala ha impuesto para aplastar a
la protesta popular, defendiendo los intereses de las empresas mineras.
La izquierda peruana debe romper con el gobierno y apoyar a los
trabajadores a construir su propia representación politica. El CIT exige
la nacionalisación de la industria minera, y que ésta se ponga bajo el
control colectivo-democratico de los trabajadores y la población. El CIT
convoca a todos los movimientos sociales, sindicatos, estudiantes,
campesinos, trabajadores y explotados del Perú, a unirse en la lucha por
un verdadero gobierno de trabajadores y campesinos, en una estrecha
alianza con los pobres y opremidos de todos los países del continente.
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