Gran Bretaña
Un movimiento masivo de trabajadores es necesario para derrocar el
gobierno
Hannah Sell, Socialist Party (CIT en Inglaterra y Gales)
“Las escenas de desesperación y las explosiones en los barrios como las
de 1981 volverán a nuestras calles.
Las áreas deprimidas de las mayores ciudades – si no las cercanas al
centro, los suburbios, como en el caso de los ‘banlieus’ en Francia –
serán el escenario de nuevos disturbios”.
Este es el aviso que el Socialist Party dio hace solo 4 meses, en
nuestro artículo sobre el aniversario de los disturbios en Brixton. Esta
mañana (jueves 10 de agosto), miles de personas se han despertado para
ver la destrucción de sus barrios.
Hoy es un día trágico para los pequeños comerciantes cuyos negocios han
sido saqueados o incendiados, los trabajadores cuyos coches han sido
quemados, y quizás el peor para aquellos cuyas casas han sido destruidas
por las llamas.
Los bomberos se han enfrentado a problemas tremendos cuando intentaban
luchar contra las llamas en medio de los disturbios.
La actual explosión de rabia en las calles es la mayor en Gran Bretaña
desde mediados de los años 1980s. Los ministros del gobierno, con
demasiado retraso, se han arrastrado de vuelta desde sus vacaciones para
tratar de ‘restablecer el orden’.
El Parlamento fue convocado para reunirse el jueves, pero hasta ahora la
única respuesta de los políticos capitalistas ha sido vociferar sobre
‘hordas’, ‘criminales’ y la ‘violencia sin sentido’.
Los trabajadores que viven en las comunidades afectadas, inevitablemente
están enfadados por la destrucción que se ha producido, pero también se
indignarán por los intentos del gobierno de librarse de toda
responsabilidad.
Desafortunadamente, la respuesta del Nuevo Laborismo ha sido
esencialmente la misma que la de los conservadores. Ed Miliband
simplemente ha descrito los disturbios como un ‘desgraciado
comportamiento criminal’ y ha demandado que David Cameron ordene ‘la más
fuerte respuesta policial posible’.
Diane Abbot, diputada por Hackney Norte e históricamente a la izquierda
del Partido Laborista, ha declarado que se debería considerar el toque
de queda.
Los líderes del Nuevo Laborismo no han hecho nada para señalar las
razones por la que se han producido estos disturbios. Esto no es una
sorpresa.
El desempleo masivo, los recortes en los servicios públicos, el acoso y
los registros de la policía, todo esto creció cuando el Nuevo Laborismo
estaba en el poder. A pesar de los intentos de los políticos
capitalistas por ignorar la realidad, no es coincidencia que Gran
Bretaña esté ardiendo en agosto de 2011: esto ha surgido de las
condiciones sociales a los que se enfrentan los jóvenes en los barrios
pobres.
Durante los disturbios de los años 1980s, el entonces gobierno
conservador consideró a los que estaban en las calles como “hooligans”.
Ahora que aquellos disturbios están en la memoria, Edwina Currie y otros
políticos conservadores están dispuestos a reconocer que los
participantes en los disturbios verdaderamente sufrían injusticias como
el desempleo masivo y los prejuicios de la policía, pero claman que todo
es diferente hoy.
En realidad, no ha habido ningún cambio fundamental para la juventud de
estos barrios.
Los acontecimientos presentes son un grito de rabia y desesperación por
parte de los miembros de una generación que han sido arrojados al
vertedero. Éstos no son disturbios de tipo racial, sino que en ellos han
participado jóvenes pobres de zonas deprimidas de la ciudad y de todo
origen étnico.
Enfadados y marginados
Los motivos de los participantes son muy variados, pero se centran en un
solo tema, resumidos por una mujer que fue entrevistada en el programa
Today de Radio Cuatro: “No soy una ladrona pero estoy enfadada. ¿Qué es
lo que tenemos? Nada.”
A diferencia de ella, otros han tomado parte en los saqueos de tiendas.
Tiendas de productos eléctricos y de deporte fueron los objetivos en
muchas zonas, pero también lo fueron los supermercados.
En Tottenham, vaciaron el supermercado Aldi; en Lewisham, el Morrison.
No era solamente los productos “de lujo”, sino por las más necesidades
más básicas de la vida lo que la esperaba tomar.
¿Qué es lo que dice sobre Gran Bretaña, un país capitalista “avanzado”,
que tanta gente esté lo suficientemente desesperada, y lo
suficientemente poco preocupada por las consecuencias, como para tomar
parte en el saqueo masivo de una tienda? La gente joven con un trabajo
que merece la pena y con esperanzas en el futuro no toma generalmente
parte en este tipo de acciones.
Pero en la Gran Bretaña de hoy hay casi un millón de jóvenes
desempleados a los prácticamente se les quitado toda perspectiva de
futuro. Mientras los mercados se tambalean, el sentimiento de que el
capitalismo no ofrece ninguna posibilidad para la “generación perdida”
está creciendo inevitablemente.
El paro entre los jóvenes en Londres es del 23%, en los barrios
deprimidos es mucho mayor. Hackney y Tower Hamlets tienen las mayores
tasas de desempleo juvenil en el país, con Tottenham no mucho más atrás.
Estos jóvenes viven sólo unas pocas millas de los multimillonarios de la
City, pero aun así tienen pocas perspectivas de ganar el salario mínimo,
y mucho menos de conseguir un trabajo digno.
Los verdaderos saqueadores son los financieros de la City que han hecho
miles de millones apostando en las bolsas del mundo y destruyendo las
economías de países enteros, llevando a poblaciones enteras – como en
Grecia – a una terrible pobreza.
¿Se sorprende alguien de que, en una sociedad que anima a los
empresarios privados a obtener beneficios por cualquier medio posible,
los jóvenes en paro decidan intentar obtener unos pocos objetos por
cualquier medio posible?
Minorías étnicas
Aunque estos disturbios no tienen un origen étnico, y participan jóvenes
de todas las razas, es cierto que muchos de ellos son negros. Los
políticos capitalistas tratan de desacreditar la idea de que el racismo
todavía existe en la Gran Bretaña de hoy, pero simplemente están
mintiendo.
Todas las minorías étnicas en Gran Bretaña ganan menos, de media, que
los blancos, con diferencias entre los hombres que van desde ganar un
10% menos para los hombres chinos, hasta un 27% menos para los hombres
bengalíes.
Incluso aquellas comunidades étnicas con niveles muy altos de estudios
superiores sufren peores salarios medios. Todas las minorías étnicas
tienen además mayores niveles de pobreza.
Los niveles de pobreza más altos se dan entre los bengalíes, pakistaníes
y negros africanos, alcanzando los dos tercios para los bengalíes.
Al mismo tiempo las minorías étnicas apenas están representadas en
puestos directivos o como propietarios de grandes compañías. Ninguno de
los 98 jueces del alto tribunal británico pertenece a una minoría
étnica, y solamente lo son 4 de los 563 ‘circuit judges’ (jueces del
escalafón inmediatamente inferior al alto tribunal).
Menos del 1% de los miembros del ejército vienen de una minoría étnica.
Hay un número patéticamente bajo de miembros del parlamento negros y
asiáticos.
El capitalismo británico se ha mostrado incapaz de mejorar
cualitativamente las condiciones de vida de negros y asiáticos,
exceptuando a una pequeña minoría.
El profundo enfado por el acoso policial es uno de los mayores factores
en las explosiones de violencia que se han producido. En Tottenham, la
chispa fue la rabia por la muerte por disparos de la policía de Mark
Duggan.
La Comisión Independiente de Quejas a la Policía (sus siglas en inglés:
IPCC) ya ha admitido que, a pesar de las afirmaciones de la policía de
que Mark Duggan disparó primero, la bala incrustada en una radio de la
policía en realidad es también una bala de la policía.
La gente en Tottenham tiene razón al no confiar en que la IPCC pueda
llevar a cabo una investigación independiente. El movimiento obrero debe
demandar una investigación verdaderamente independiente, formada por
representantes electos de los sindicatos locales, las organizaciones de
la comunidad y especialmente los jóvenes.
Una investigación similar es necesaria sobre los disturbios y sus
causas. Muchos de los que han participado en los disturbios cuando son
entrevistados expresan una gran furia contra las innumerables veces que
son parados y cacheados por la policía.
Desde 2005 hasta 2009, estos registros por parte de la policía a
asiáticos han aumentado en un 84%, y entre negros en un 51%. Ahora el
estado quiere ir aún más lejos, usando la llamada “Sección 60” para
extender sus poderes para realizar registros sin tener motivos de
sospecha.
Ha habido protestas pacíficas sobre este hecho, pero nada ha cambiado, y
esto ha llevado al sentimiento de que era necesario hacer “más”. En
Tottenham la familia y amigos de Mark Duggan habían marchado a la
estación de policía y esperado en vano durante horas a que un oficial
les recibiera.
Esto no ha sido un hecho aislado. Un joven de Tottenham dijo a la
televisión NBC: “No me estarían entrevistando si no hubiéramos hecho los
disturbios, ¿verdad? Hace dos meses marchamos a Scotland Yard, más de
2000 de nosotros, todos negros, y fue una protesta calmada y pacífica.
¿Y sabéis qué? Que no hubo ni una sola palabra en la prensa. Anoche hubo
un poco de disturbios y de saqueo, y mira la diferencia.”
Recortes de servicios
El desempleo masivo y el acoso policial han creado una situación
explosiva. Para muchos, la gota que colmó el vaso ha sido el que le
quiten las migajas que estaban diseñadas para al menos aliviar los
efectos del masivo desempleo juvenil.
El gobierno ha eliminado las becas EMA, a pesar de las protestas
masivas. Éstas al menos hacían posible para los jóvenes de clase
trabajadora continuar sus estudios.
A pesar de los llamamientos sin fin a que los jóvenes “se esfuercen en
mejorar” y “se eduquen” esta medida en concreto que hacía posible
obtener una educación ha sido ahora arrebatada.
Además, el aumento de las tasas universitarias a 9000 libras por año ha
imposibilitado a muchos jóvenes de la clase trabajadora el considerar el
camino de la educación superior.
Otros recortes gubernamentales en servicios públicos que ya tenían falta
de personal y recursos, implementados por gobiernos locales tanto
laboristas, como conservadores y liberales, han contribuido también a
esta situación.
En lugar de defender a sus comunidades y rechazar los recortes, como
demanda el Socialist Party e hizo el ayuntamiento de Liverpool en los
años 1980s, cada uno de los ayuntamientos gobernado por los laboristas
ha recortado brutalmente los servicios públicos.
En Tottenham los servicios a la juventud han sido recortados un 75%. A
nivel nacional, Connexions, el servicio que proporciona asesoramiento a
los jóvenes sobre empleo y prestaciones sociales, ha sido destruido.
Muchos gobiernos locales no tienen ahora ningún servicio de
asesoramiento a jóvenes. Y éste es solo el primer año de recortes; los
ayuntamientos están planeando implementar muchos más recortes en los
próximos años.
El gobierno está tratando ahora de rechazar cualquier relación entre los
recortes y los disturbios, sin embargo sólo unas semanas antes de las
elecciones generales, Nick Clegg, el líder de los Liberales Demócratas,
advirtió que los recortes de los conservadores provocarían disturbios.
Es un signo de extrema miopía por parte del actual gobierno el haber
animado unos recortes de servicios que al menos proporcionaban un
elemento de “control social” por parte del gobierno sobre los jóvenes.
Las sumas de dinero relativamente bajas que se han ahorrado por los
recortes van a gastarse multiplicadas por diez para hacer frente a las
consecuencias de los disturbios. A la luz de estos disturbios, podrían
tener éxitos las campañas locales en demanda de la inmediata reapertura
de todos los servicios para la juventud ahora cerrados, y de Connexions,
fundado por el gobierno central.
Los disturbios no son la solución
Sin embargo, los disturbios no son la manera de derrotar al gobierno y,
por el contrario, solamente daña a las comunidades donde viven los
trabajadores, y da a la clase capitalista una excusa para incrementar el
aparato represivo del estado.
El Socialist Party no está de acuerdo con aquellos en la izquierda que
toleran los disturbios, como el Socialist Workers Party, cuyos posters
en las áreas afectadas por los disturbios declaraban que éstos eran un
paso de “los disturbios a la revolución”.
Las turbulencias actuales son el signo de una rabia ciega contra el
sistema. Sin ninguna duda, algunos de los jóvenes que participaron se
inspiraron en las revoluciones que han derrocado a dictaduras en el
norte de África, y el movimiento en las plazas de Grecia y España.
Sin embargo, estos movimientos tuvieron un carácter muy diferente al de
los disturbios. Mientras que en cada país hay diferentes
características, todas las ocupaciones de plazas – de España a Egipto –
fueron protestas masivas relativamente disciplinadas que estaban en
contra, y además en gran parte evitaron, los actos de violencia contra
tiendas locales, etc.
Esta es una de las razones por las que el movimiento, al principio
mayoritariamente de jóvenes, fue capaz de alcanzar y de conseguir el
apoyo de sectores mucho más amplios de la población.
Sin embargo, a pesar de que los disturbios han recibido una gran
cobertura por parte de los medios, están permitiendo a los medios
capitalistas y al gobierno demonizar aún más a los jóvenes, y
potencialmente dividir la lucha contra el gobierno.
Pero el gobierno solamente puede ser derrocado a través de la
construcción de un movimiento masivo que una a todos los afectados por
sus ataques. La clase trabajadora organizada en sindicatos puede jugar
un rol fundamental.
En Egipto, Mubarak fue finalmente derrotado cuando la clase trabajadora
organizó una huelga general. Históricamente, en Gran Bretaña, la “poll
tax” de Thatcher no fue derrotada, como algunos de la izquierda claman,
como resultado de los disturbios de marzo de 1990, sino gracias a una
campaña organizada y masiva de no pago en la que participaron 18
millones de personas.
Acción sindical
El día de este año en el que el gobierno de Gran Bretaña ha estado más
asustado ha sido el 30 de junio, cuando 750.000 trabajadores del sector
público hicieron huelga. Desafortunadamente, solamente alrededor de un
quinto de los trabajadores del sector público fueron convocados a esta
jornada de huelga por sus líderes sindicales.
Los líderes de los mayores sindicatos del sector público argumentaron
contra la participación en esta huelga, a pesar de las numerosas
demandas de pasar a la acción de sus miembros. El hecho de que los
líderes del movimiento sindical no se hayan puesto a la cabeza de una
lucha seria contra los recortes es una de las razones centrales por la
que se han producido los disturbios.
Brendan Barber, el secretario general del TUC (confederación de
sindicatos en el Reino Unido) advirtió que los recortes llevarían a
estos disturbios, pero no ha estado dispuesto a tomar acciones que
pudieran prevenirlos.
Si, como nosotros demandamos, el TUC hubiera conducido una batalla seria
para derrocar al gobierno, movilizando a sus 7 millones de miembros,
ahora este gobierno estaría ya fuera del poder.
Si el TUC hubiera organizado una manifestación a nivel nacional contra
los recortes en octubre del año pasado, se hubiera movilizado
conjuntamente con los estudiantes en noviembre, y hubiera convocado un
día de huelga en el sector público, hubiera podido movilizar un enorme
apoyo popular, y hubiera podido actuar como un polo de atracción para
las secciones más oprimidas de los jóvenes.
Después de estos retrasos, el TUC necesita actuar decisivamente ahora.
Debe convocar inmediatamente una manifestación de los sindicatos contra
todos los recortes y para demandar un futuro para los jóvenes.
Éste debe ser un paso hacia la próxima jornada de huelgas coordinadas en
otoño, que esta vez debería involucrar a los cuatro millones de
trabajadores del sector público, y combinarse con un día de escolares y
estudiantes universitarios.
Una manifestación de los sindicatos necesita mostrar claramente que
éstos están al lado de los jóvenes. El apoyo extenso de los sindicatos a
la campaña Youth Fight for Jobs (Lucha Joven por el Empleo) y la marcha
en Jarrow contra el desempleo juvenil en otoño es una manera importante
de demostrar esto.
Sin embargo, también es importante que la manifestación se convoque
alrededor de demandas claras. Este debe incluir la inmediata
reimplantación de las becas EMA y la abolición de las tasas
universitarias.
También debe oponerse a cualquier intento del gobierno de usar los
disturbios como excusa para aumentar el acoso a los jóvenes.
Por el contrario, debe demandar la retirada de las leyes que dan poder a
la policía para cacheos y registros, y que se han venido usando para
hostigar a los jóvenes, y oponerse claramente a cualquier incremento del
aparato represivo del estado. Teresa May (Secretaría de Interior y
miembro del Partido Conservador) ya ha dejado claro que le gustaría usar
cañones de agua y gas lacrimógeno en Gran Bretaña, y el uso inmediato de
pelotas de goma está siendo considerado.
Si esto se implementa, será usado contra las futuras manifestaciones de
trabajadores y estudiantes, al igual que la brutalidad policial fue
utilizada contra los estudiantes el año pasado.
El movimiento sindical también debería demandar que la policía se ponga
bajo el control de comités locales democráticamente elegidos.
La explosión de rabia en las calles de Gran Bretaña es, sobre todo, una
condena del capitalismo y su incapacidad de ofrecer a la próxima
generación incluso el insuficiente estándar de vida que han tenido los
trabajadores en los últimos veinte años.
El movimiento sindical necesita actuar para mostrar que está del lado de
los jóvenes, pero para ser completamente efectivo necesita estar
vinculado con la lucha para desarrollar un nuevo partido de masas de los
trabajadores y los jóvenes que demande una sociedad socialista.
Solo tomando las grandes empresas que dominan la economía británica bajo
propiedad pública y democrática sería posible empezar a proporcionar un
futuro real a los jóvenes.
El capitalismo no puede ni siquiera proporcionar las necesidades básicas
– un trabajo decente, vivienda, educación – a la próxima generación. El
socialismo democrático significa que la producción puede planearse para
cubrir las necesidades de todos y no por los beneficios de unos pocos.
El Partido Socialista (CIT) demanda:
• Una investigación independiente, conducida por los sindicatos, sobre
la muerte de Mark Duggan, y sobre las causas y la acción policial en los
disturbios. Por el fin del IPCC. Necesitamos que la policía responda
ante los controles democráticos de comités locales.
• Fin de las leyes represivas que permiten los cacheos indiscriminados.
Rechazo de la “Sección 60”.
• Por el control de la policía por parte de comités locales que incluya
a representantes sindicales, de ayuntamiento, asociaciones de
arrendatarios y organizaciones locales.
• Que el gobierno se haga cargo de pérdidas no aseguradas y las
reparaciones de los pequeños comercios y las viviendas afectadas por los
disturbios.
• Que los ayuntamientos inmediatamente realojen a aquellos que perdieron
sus casas en los disturbios. Por la inversión en la construcción y
renovación de viviendas sociales que creen empleos y mejoras en la salud.
• Por la inmediata reapertura de Connexions y los servicios locales a
los jóvenes. Éstos deben ser pagados por el gobierno central.
• No a todos los recortes de empleo y servicios públicos. Educación y
formación gratuitos para todos. Por la reinstauración de las becas EMA y
abolición de las tasas universitarias. Demandamos una gran inversión
para la creación de empleos y servicios.
• Por la organización de una campaña masiva para luchar por estas
demandas, pero también para luchar por un cambio socialista en la forma
en que la sociedad funciona, con un planeamiento democrático sobre cómo
utilizar la riqueza y los recursos de la sociedad bajo el control y la
gestión de la clase trabajadora, no de los millonarios
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