Victoria Lara Pelaez, Socialismo Revolucionario (CIT en el Estado
Español), Sevilla
Desde que comenzó la crisis, el número de desahucios en España se ha
multiplicado: casi 26.000 en 2007, más de 58.000 en 2008 y más de 93.000
en 2009 y 2010. Sin embargo, mientras la crisis se ceba con los
trabajadores, a través de desahucios, despidos y EREs, reformas
laborales, pensionazos y recortes salvajes en la educación y sanidad, la
patronal, y la banca en particular, no dejan de acumular beneficios. Por
ejemplo, los bancos ganaron, sólo en los primeros 3 meses de 2011, 3.741
millones de euros.
Esta misma banca no muestra ninguna piedad ante las situaciones de
desahucio, y pretende responsabilizar a los hipotecados de su situación,
cuando son patentes las cláusulas y prácticas abusivas en las hipotecas.
La más sangrante de éstas, es el hecho de que no pueda saldarse la deuda
con la entrega de la vivienda (dación en pago), y que un impago de
hipoteca no sólo suponga el desahucio, sino una deuda con el banco que
puede llegar a ser de por vida.
Hay que tener en cuenta que lo habitual ahora, debido a la propia crisis
del ladrillo y a la falta de compradores en subasta, es que el banco se
quede con la vivienda por un porcentaje muy bajo de su valor de
tasación, hasta hace poco por ley el 50%, y el 60% con las nuevas
medidas anunciadas por el gobierno. El banco procurará por todos los
medios, incluyendo embargo de nóminas de los hipotecados y bienes de los
avalistas, cobrar el porcentaje restante, más 50.000 euros de media de
los costes judiciales relacionados, e intereses abusivos de demora.
Ante esta situación, no es de extrañar la rabia de la clase trabajadora
hacia los bancos, que se ha notado, por ejemplo, cuando las
manifestaciones del movimiento 15-M pasaban por delante de sucursales
bancarias, con cánticos como “Ahí está, la cueva Alí-Babá”. Pero además,
ha surgido claramente la idea de defensa ante los atropellos de la
banca, y ésta se ha materializado en acciones directas, como
concentraciones para la detención de los desahucios a través de las
redes sociales, con la ayuda de asociaciones de vecinos y de asambleas
del movimiento 15-M. De esta manera se han frenado ya más de 40
desahucios, 5 de ellos en la última semana, y continúan apareciendo
nuevas convocatorias (Plataforma de Afectados por la Hipoteca o PAH (http://afectadosporlahipoteca.wordpress.com/).
Este movimiento tiene gran significación, no solamente para las personas
que consiguen permanecer en sus hogares, sino también porque cuestiona
de manera radical tanto las prácticas abusivas de la banca como también,
en último término, el sistema que las sustenta, el capitalismo. Además,
suponen un ejemplo de lo que la lucha y solidaridad de la clase
trabajadora pueden conseguir, y rompe el aislamiento y la posible
estigmatización de las personas que se encuentran en esta situación.
Han tenido ya además la suficiente fuerza como para influir en las
medidas anunciadas por el gobierno el pasado viernes, aunque éstas no
dejen de ser medidas cosméticas que siguen sin tocar los beneficios de
la banca. Por ejemplo, seguirán los embargos de nóminas, aunque la
cantidad no embargable suba de 641 a 961 euros, y sigue también sin
aprobarse la dación en pago.
Es por lo tanto esencial vincular las acciones directas para detener
desahucios, con una estrategia de lucha a largo plazo, planteada
democráticamente desde las asambleas de barrios y pueblos, por una serie
de cambios en la sociedad que respondan a las necesidades de la mayoría,
y no que solamente busquen el enriquecimiento de unos pocos.
Estas demandas deben ir dirigidas, en primer lugar, a la expropiación
del enorme parque de viviendas vacías que existe en el estado español,
con compensación sólo en caso de necesidad probada. Sólo en la Comunidad
Valenciana, hay unas 200.000 viviendas nuevas si vender, y al menos
otras 78.000 viviendas vacías en Cataluña. Éstas se deben poner al
servicio de un plan de alquiler social para garantizar el derecho a la
vivienda de todos, incluyendo jóvenes, inmigrantes y parados.
Además, la banca debe ponerse inmediatamente al servicio de la sociedad,
ya que las reformas no van a bastar para garantizar derechos como el de
la vivienda. Por ejemplo, ya se está insinuando en medios de
comunicación como El País (30-Jun-2011) que si se introduce la dación en
pago se van a endurecer aún más las condiciones de las hipotecas para
garantizar la “solvencia” de la banca.
La banca debe nacionalizarse bajo control de los trabajadores, tanto de
los propios trabajadores del banco como de representantes del conjunto
de la sociedad. Esto garantizará concesiones de créditos en condiciones
justas, además de la gestión de los grandes recursos bancarios para
garantizar el derecho a la vivienda y el empleo dignos, además de la
mejora de los servicios públicos.
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